¡No al Aborto...! ¿Dogma Religioso?


Es importante preguntarnos cómo es que una persona, ya sea a favor o en contra del aborto, llega a tomar esa posición. Las instituciones religiosas tienen una posición fuerte en contra de la interrupción voluntaria del embarazo. No hay duda de que muchos de aquellos que se oponen lo hacen motivados por sus convicciones religiosas. Pero, ¿puede sostenerse esta postura sin estar vinculado a una religión?
No sería inteligente, pero sí muy peligroso, tomar una posición sobre un determinado tema sin estar informado en profundidad, y más cuando se trata del aborto, porque es mucho lo que está en juego.
El tema central del debate sobre la legalidad del aborto radica en establecer dónde comienza la vida humana. Los antiabortistas sostienen que el feto es un ser humano con derechos. En contraposición, los proabortistas consideran que el feto no puede ser considerado un individuo distinto a su madre y por lo tanto, se puede disponer sobre su vida.
Gracias a los avances de la tecnología, tenemos la posibilidad de estudiar como nunca antes el origen de la vida. Los científicos sostienen que el desarrollo de un ser humano es un proceso que comienza con la concepción –entendiéndola como la unión de la célula sexual masculina o espermatozoide con la célula sexual femenina u óvulo– y continúa hasta la muerte. El huevo fertilizado tiene la estructura genética de un ser humano, toda la información que nos convertirá en individuos únicos. El ADN ya no cambiará; nada será agregado o quitado. El ginecólogo español Botella Llusiá lo explica de esta manera:
Cuando el óvulo y el espermatozoide se unen, ya se ha originado una nueva vida. Es un individuo nuevo, y a menos que neguemos la definición misma de la humanidad y sus derechos, no podemos atentar contra él. Embrión, feto, recién nacido, niño, joven, adulto, anciano, todo es el mismo individuo en diferentes edades.

Lo que se forma en la concepción nos acompañará hasta el final. Por lo tanto, la individualidad comienza en el momento mismo de la concepción. El embrión aún no es independiente, pero eso no significa que no deba considerárselo un ser humano. Como sostiene el célebre genetista francés Jerome Lejeune: Aceptar el hecho de que, tras la fertilización, un nuevo ser humano ha comenzado a existir no es una cuestión de opinión, es una evidencia experimental".
Los fundamentos de la ciencia tienen tanto peso como los argumentos bíblicos: el feto es un ser humano. Por lo tanto, la vida debe ser protegida desde el momento de la concepción. El genetista Angelo Luigi Vescovi lo explica con claridad: “El embrión es un ser humano. Esto es innegable. Cualquier intento de hacer comenzar la vida humana en un momento posterior es arbitrario y no sostenido por argumentación científica”. El que rechace esto, no rechaza un dogma religioso, sino una verdad científica.
No podemos permanecer indiferentes al aborto. Si la vida en un cierto momento ya no es inviolable, ¿por qué es inviolable en otro período de su desarrollo?
El derecho a la vida es el derecho fundamental. Si permitimos que sea vulnerado, debemos aceptar que los demás derechos están también en peligro. Un riesgo que como sociedad no nos conviene correr.
Autor: Jonathan Duarte

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